Se suele presuponer que la ignorancia ha estado siempre en
manos del populacho, aunque también ha sido posesión de los niveles más cultos
y elevados de la sociedad. Profesionales, educadores, y dependencias
gubernamentales han hecho gala de un esplendor analfabeto sin precedente en el
tema.
En los años setenta, quienes de alguna manera habíamos
incursionado en el mundo de las prehistóricas computadoras, sabíamos que el
futuro de alguna manera pasaría por allí. Los avances fueron aumentando y ya en
los ochenta pudimos contar de alguna manera con un arsenal de máquinas, (Atari,
Amiga, Sinclair, Comodore) que nos permitieron avanzar en programación usando
cualquier lenguaje. Era hermoso aquello de hacer cosas con tan pocos recursos,
una época en que un mega de almacenamiento, era pensar en el futuro lejano.
En aquellos años comenzaron a llegar los primeros
ordenadores de IBM a las reparticiones públicas, y con ello quienes temían
perder sus “privilegios” ante la ola tecnológica cercaron los ordenadores y
trajeron sus analistas de sistema para manejarlos. La real amenaza estaba representada por el
jaque que las bases de datos darían a la corrupción, instaurada por décadas en
estas oficinas. Por supuesto algunos de los nuevos informáticos fueron pasando
de a poco a las filas de la corrupción y así se tardaron años en cargar los
sistemas definitivamente.
En aquel entonces para cualquier cosa relacionada a la
informática se necesitaba ser un profesional avalado por el ente, y hasta para
manejar una planilla de cálculo te pedían algún certificado terciario. Los viejos
coboleros, quienes habíamos comenzado
con esto antes que a alguien se le ocurriera abrir una institución educativa en
informática, veíamos funcionarios y empleados que no entendían ni el HW ni el
SW y hacían cursos (muy caros) que les permitían sentarse frente a un ordenador
para jugar uno de los juegos, atender un cliente que despachaban con un rotundo
“se cayó el sistema” o cargar la base de datos a paso de tortuga, a un ritmo de
un par de registros por hora.
En realidad era risible verlos como le apuntaban al teclado
para disparar su dedo a una tecla y luego a otra para llenar un campo y mirar desencajados cuando el programa
saltaba a otro paso que ellos mismos cargaban por error, y lo más inentendible
es que aún hoy queden varios de ellos detrás de súper modernos ordenadores
haciendo la misma rutina.
Vimos en las escuelas como las educadoras se paraban al
frente de los equipos sin saber cómo hacer nada y con un miedo atroz, sobre
todo a que nadie descubriera su aninformática[i]
situación, que era superada por alumnos de grados inferiores. La consigna era
preparar solo al personal docente y así los equipos quedaron obsoletos sin que
nadie aprendiera nada.
Lo más crítico era que los analfabetos[ii]
informáticos ocupaban puestos de suma importancia en todos los ámbitos, y se
jactaban con estúpida soberbia de sus ínfimos conocimientos, se les enseñaba
como abrir un programa para escribir o como copiar un archivo de un directorio
a un diskette y así obtenían certificados que les permitían seguir e sus puestos
analfabetamente informatizados (aninformatizados).
Pasaron los años y todos los jóvenes llevan hoy su notebook
a la escuela, donde muchos profesores aún no la entienden, ya a nadie se le
ocurre preguntar en donde estudiaron ciencias informáticas estos chicos.
Hoy vuelve a ocurrir algo semejante con la automatización de
las funciones de una vivienda.
La palabra domótica tiene origen en el Latín Domos=
"casa" y el sufijo griego
Ticos= "relativo-a" o sea relativo a la casa, y es usada para
referirse especialmente a cualquier automatización que se realice en una
vivienda, pero... hete aquí que en Córdoba la Domótica no es libre, encontramos
en internet miles de referencias en todo el mundo a la domótica libre, domótica
con hardware y software libre innumerables páginas describiendo la domótica con
Arduino con librerías de todo tipo para implementar cualquier tipo de
automación, cientos de shields, pero aquí nada es válido o usamos
el KNX de Konnex Association o en menor medida el LonWorks
de LonMark Association, o nuestro proyecto pasará meses de dar vueltas y
vueltas porque nadie sabe en realidad de que se trata todo esto, fue
implementado por alguien con muchísimos intereses de que esto sea así.
Mi amigo de aquí en más no le llamaré Domótica Arduino, le
llamaré Hogar Arduino
No hay comentarios:
Publicar un comentario